El apagón masivo del miércoles y el ataque a tiros al supermercado de la familia de Antonella Rocuzzo del jueves sirvieron, con una diferencia de pocas horas, para recordarle al Gobierno que la realidad se impone con brutalidad sobre cualquier dibujo, independientemente del esmero que pongan en su obra los dibujantes.
El Presidente dice ante el Congreso que "la Argentina es la energía que necesita el mundo" y al rato un incendio de pajonales como los que ocurren durante todo el verano en cualquier campo genera una cascada de cortes que deja sin energía a 20 millones de personas en todo el país.
Este jueves, el drama que genera el narcotráfico en Rosario, que hasta ahora generaba angustia solo en la Argentina, ganó escala global cuando afectó a la familia de Lionel Messi, el personaje más global que tuvo este país en muchos años y que incluso multiplicó su popularidad hasta convertirse en la persona más conocida del planeta cuando ganó la Copa del Mundo el año pasado.
Cuando no funcionan las heladeras en seis millones de hogares no hay manera de disimular un apagón y cuando balean un supermercado de la familia de la esposa de Messi y dejan una amenaza escrita que menciona a Messi no existe un mecanismo para evitar que el mundo hable del desborde del narcotráfico en Rosario.
El Gobierno enfrentará en las próximas semanas otras realidades que serán imposibles de esconder. A mediados de marzo se sabrá que la inflación de febrero estará cerca del 6% y es casi seguro que se romperá un techo simbólico que no necesita explicación, cuando ese dato mensual lleve a la inflación del último año a un número por encima del 100%. El manejo de la tabla del 2 está bastante extendido en la población, así que será inevitable proyectar cuánto habrá que pagar dentro de un año para conseguir el mismo contenido en la bolsita de plástico que cualquiera trae en la caminata de regreso del almacén.
También se conocerá que el campo produjo menos aún de lo que se había calculado cuando se supo que la sequía tendría un efecto devastador en los cultivos. Un informe del economista Martín Rapetti para el centro Equilibra indica que se espera una cosecha de maíz de 40 millones de toneladas y de soja de 33 millones de toneladas, lo cual generará dos efectos directos: la agroindustria liquidaría unos 15.000 millones de dólares menos y el Estado recaudará unos 3.000 millones de dólares menos en concepto de retenciones.
Inflación del 100%, menos ingreso de dólares y menos recaudación. Con ese panorama es difícil de imaginar en qué rincón de la economía encontrará el Gobierno argumentos para apuntalar una campaña política como la que enfrentará este año. Las cifras de crecimiento que mencionó el Presidente en su discurso del miércoles están, según los propios registros oficiales, comenzando a mostrar el impacto del escenario negativo que se hizo evidente en el verano. Y frente a eso no hay muchas posibilidades de dibujar. ¿La economía que dejará esta gestión será mejor o peor que el que encontró? ¿Habrá más pobres o menos pobres? ¿Habrá más inflación o menos inflación? ¿Habrá más empresas o menos empresas? ¿Más empleos o menos empleos? Esas preguntas tienen respuesta en las planillas de excel y no en los documentos de word.
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