Opinion

Gozos y sombras de Milei; Kicillof, ¿autónomo?; Villarruel, bajo fuego; secretos entre Santi y Chiqui

  • Cristina quiere ya polarizar con Milei y el Presidente está muy contento de jugar con ese frontón.
  • Kicillof quiere hacer valer su posición estratégica. Cristina es una experta para psicopatearlo.
  • Se ha dicho que Victoria Villarruel es la peor vicepresidente de la historia.

Gozos y sombras de Milei; Kicillof, ¿autónomo?; Villarruel, bajo fuego; secretos entre Santi y Chiqui
Redacción Clarín

Está viviendo sus horas más felices desde que llegó a la Casa Rosada. Inflación a la baja, recuperación leve de reservas, súper peso, riesgo país en el punto más bajo del último lustro, situación fiscal consistente. Nada mal. Quien venía a pintar de verde dólar el país ahora refuerza el peso, que se convertirá en un problema si el candidato favorito de Milei para la Casa Blanca, Donald Trump, instala el súper dólar como dice. Habrá que ver, entonces, lo que pasa, pero en estos días de veranito el Gobierno quiere retozar al sol. En las sombras, sigue emboscado el peligro de una economía a la que le falta todavía mucho para pensar que el equilibrio y el crecimiento están a la vuelta de la esquina.

Javier Milei ha conseguido amarrarse al poder en base a la caída de la inflación, el cepo y el dólar últimamente tranquilizado, y el blindaje a sus vetos. La política tan denostada por prejuicio e ignorancia fue, al final, la llave de una mejor gobernabilidad. Primero a los ponchazos, luego de manera más racional, Milei logró un núcleo de apoyo que lo salva, por ahora, de las embestidas del Congreso. Pasó con las jubilaciones y las universidades. Se preparan para la batalla por los límites a los DNU, herramienta crucial de un Gobierno que no puede prescindir de ese atajo. Los números no están claros porque parte del PRO ha estado envuelto en ese proyecto restrictivo: claro que gobernaba Alberto Fernández, las necesidades eran otras. Patricia Bullrich puso su firma en aquel proyecto. No parece que eso sea un obstáculo para quien ha definido su conducta política de acuerdo a la oportunidad y al clima de época.

En cada una de estas votaciones cruciales el Gobierno pone en juego todo. Un rechazo al veto presidencial, dicen, pondría otra vez al Gobierno en riesgo, un apriete a sus aliados potenciales para que no lo dejen solo. Hasta ahora lo ha conseguido con el auxilio de Macri y de gobernadores, incluidos peronistas como Jaldo, Jalil, Passalacqua y Gustavo Sáenz, y un puñadito de radicales.


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