La Argentina tendrá un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario y el Gobierno le pide a Estados Unidos un adicional de fondos frescos para que Alberto Fernández pueda terminar su mandato.
El pedido girado a la Casa Blanca fue formulado para evitar que explote la bomba antes de las elecciones y que la Argentina entre, en vísperas de los comicios, en una mayor inestabilidad institucional.
Así, la Casa Rosada y también Cristina Kirchner construyeron la “parábola de Alberto”. Asumieron despotricando contra el FMI y terminan pidiendo una ayuda especial a EE.UU. y al propio Fondo.
Joe Biden escuchó el planteo en la gira de Alberto Fernández. No existe en Washington simpatía por la política que llevó adelante la Argentina. En EE.UU. ya satura la dualidad del Presidente y fastidia el vetusto relato antiimperialista de Cristina.
Pero la Casa Blanca sigue al detalle la delicada situación Argentina. No quiere que derrape y ponga en una turbulencia a todo el Cono Sur.
Washington conoce –hay un informe reservado– un dato inquietante: el Banco Central solo tiene reservas de libre disponibilidad por U$S 2.300 millones. El taxi corre todos los días y apenas alcanzarían para 25 jornadas.
Janet Yellen habló del tema en la cumbre presidencial. Clarín confirmó que la Jefa del Tesoro abordó otro tema inquietante. Así lo dijo: "La inflación es insostenible y preocupante en Argentina".
El Jefe de la Casa Blanca escuchó paciente los lamentos de Alberto. El Presidente refunfuñó: "Después el staff del Tesoro complica todo”. Biden contragolpeó: "En una semana, Janet arregló la crisis de los bancos". La cuestión no es un “viva la pepa”. EE.UU. exigió un compromiso político concreto y medidas para encaminar el actual disloque económico.
En otras palabras, la Casa Rosada le pide a Washington un pulmotor a la Casa Rosada y oxígeno político para llegar sin nuevos sobresaltos hasta diciembre.
Esa ayuda dependerá de una cosa. Que el propio Fernández se ponga las pilas y cumpla con los compromisos que exige Washington. En las reuniones secretas y paralelas a la cumbre, Washington pidió que la Argentina paralice todo acuerdo en marcha con China.
Un memo confidencial del Departamento de Estado incluye cinco urticantes cuestiones. No entregar la Hidrovía a un consorcio chino; tampoco comprarle aviones de guerra; asegurar una competencia igualitaria en la licitación del 5G; frenar Atucha III y no darle a China la construcción del puerto de Ushuaia.
Cumbre Alberto-Massa en Washington
Alberto tuvo una reunión a solas con Sergio Massa. Ocurrió después y en forma inmediata a la cumbre con Biden. Se desarrolló en un salón de la propia Casa Blanca.
Ambos coincidieron en que el encuentro abrió una salida. También en que hay que actuar de inmediato. Massa cometió un sincericidio: “Hay que dejarse de joder. De hacerse la paja mental y ponerse a trabajar para llevar adelante lo pactado". Alberto calló primero y luego respondió. "El fin de semana nos vemos en Olivos". En el encuentro sobrevoló el fantasma de Cristina. ¿Acompañará la movida la Vice? ¿Evitará sus prejuicios anti-EE.UU.? En Washington tienen las mismas dudas.
Massa sugirió un encuentro de ambos con Cristina. Una reunión para discutir el compromiso con Washington, temas políticos y las futuras candidaturas.
Después volvieron a separarse. Massa evitó al máximo la comitiva presidencial y mantuvo su propia agenda. Tuvo el martes una negociación clave con Gita Gopinath. La relación está caliente y el ministro decidió fogonear sus propios contactos. Se quedó un día más en Washington y tuvo reuniones con el FMI. Este viernes el board aprueba la revisión de diciembre y desembolsa U$S 5.200 millones.
Jorge Argüello y Marc Stanley fueron claves para concretar el encuentro. Los dos lograron vencer una inercia, ya que en el entorno de Biden habían recomendando no gastar tiempo con Alberto.
Juan González -asesor de Biden para América Latina - y el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan también jugaron a favor.
Massa mantuvo contacto con ambos. Hubo una particularidad: Economía entregó videos a los funcionarios explicando la situación Argentina.
El Plan puente que quiere Alberto consiste en tres cuestiones claves. Primero negociar un nuevo acuerdo y nuevas metas con el FMI hasta diciembre.
Washington considera que Alberto está de salida y que las cuestiones de fondo se negociarán con el gobierno electo en octubre. Un mensaje para Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. La iniciativa tiene idéntica lógica al acuerdo de 2021. Se pactó con Martín Guzmán un convenio “light” para que la negociación real sea en 2024 .
Solo la miopía de Cristina y el enceguecido dogma de Máximo Kirchner transformaron esa prebenda en un “ajustazo”. Ambos declararon la guerra y en julio casi terminan cayéndose con Alberto al precipicio.
La grave crisis de gobernabilidad terminó en una corrida y a un paso de que se fuera Alberto. El propio Comando Electoral del Ejército se reunió por esos días para prepararse para trabajar en la custodia de elecciones anticipadas.
El punto central de la propuesta sería que EE.UU. aliente el envío de un dinero adicional para fortalecer las reservas.
Argentina pide U$S 10.000 millones de dólares. En Washington, más cautos, hablan de U$S 5.000 millones para fortalecer al BCRA. También se habló con Biden sobre un aporte a través de organismos financieros internacionales.
El tercer punto del Plan puente son propuestas de medidas locales como la eliminación de subsidios a tarifas y la implementación de medidas cambiarias.
Guillermo Michel convocó para este viernes a las cerealeras: se anunciará un dólar para el agro a partir de abril y un dólar especial para las economías regionales.
El rugido de los lobos de Wall Street
Nada de esto se habló en la accidentada cena de Alberto con los lobos de Wall Street. Susan Segal -del Council of the Americas- reunió a representantes de fuertes multis. Entre ellas, AES, Exxon, Coca Cola, HCBC. El encuentro no fue ameno. Hubo una mala preparación y Alberto se enfrentó a un evitable desgaste frente a inversores.
Había poco interés y bronca por el horario del encuentro. Lisandro Miguens, del JP Morgan, arremetió contra el peronismo e irritó al Presidente. El propio Miguens, después, elaboró un informe secreto para su casa matriz y detalló varias insólitas afirmaciones del Presidente.
Por ejemplo, que Alberto les aclaró a las multis: "Yo no soy de La Cámpora”. Fue para distanciarse de los delirios de Máximo. Y después metió el dedo en la urticante interna con Cristina. "Yo solo quiero que haya PASO en el Frente de Todos", dijo el Presidente antes de sugerir su reelección. "Estoy sentando las bases para un muy buen gobierno a partir del 2024". Y remató: "Vamos a ganar la elección porque está muy fresco el recuerdo de Macri". Por eso el astuto anuncio del ex presidente descolocó al Frente de Todos que ya no lo tendrán a Macri enfrente como un preferido rival.
Macri les corrió el arco y ahora está obsesionado con la candidatura de su primo en la Ciudad. Exclama que "Jorge es el que más mide" y desde su entorno afirman que a la brevedad se bajaría Soledad Acuña y unas semanas después, Fernán Quirós. Pero Martín Lousteau lo desafía. No se baja y aparece con Larreta.
Macri aprovechó la semana para hacerse exámenes de rutina y envió un claro mensaje en Juntos. "Yo no me retiro".
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